Un gran día para festejar

El 3 de septiembre empezaron las obras de la ampliación del Canal. Lo que más me gustó de esta gran fiesta panameña fue que el pobre, el rico, el negro, el blanco, el amarillo, el letrado e iletrado pudieron entrar, pues todos estábamos invitados. Por tanto, ¡nadie debió quedarse en casa!
En verdad, se trató de un día especial de celebración que ha de perdurar en la memoria y debe hacernos sentir orgullosos de ser panameños y de nuestro Canal por tal hito histórico.

Pienso que muchos de nuestros antepasados hubiesen querido ser testigos de un día como ese; tal vez las futuras generaciones lamenten no haber nacido antes y nos hablen con cierto dejo de envidia. Esto es, somos una generación privilegiada que ha vivido la recuperación del Canal y de nuestra soberanía en la Zona del Canal, además de ser llamados a festejar la inauguración de las obras de la ampliación del Canal y seguir tomando posesión de la herencia que a mártires y próceres les costó lágrimas, sacrificio y sangre.

Ojalá que todos hayamos podido registrar tan trascendental acontecimiento y conservarlo, a fin de que nuestros hijos, nietos, bisnietos... puedan disfrutarlo mañana. Momentos que los protagonistas de hoy probablemente no volvamos a vivir.

La bandera tricolor, las camisas, camisetas con los colores rojo o azul, dijeron presentes en la fiesta, porque en un acontecimiento como el de ese día, los colores y símbolos patrios nos unieron como una sola familia.

Con nuestra presencia le hemos dicho al Gobierno nacional y a los políticos, que estaremos al tanto para velar que los más de 5 mil millones de dólares designados sean utilizados para la ampliación de la vía interoceánica, no para enriquecer a fulano de tal y sus familiares.

¡Dios bendiga a Panamá y a los panameños!



Fuente; http://www.prensa.com/t.asp?d=070905o1103609