El boom inmobiliario que vive Panamá está dejando chico al que ha experimentado España. Lo llaman listas cero y es lo mismo que comprar el piso sobre plano. Una vivienda de 180 metros cuadrados en el barrio de San Francisco, uno de los más demandados, viene a costar unos 200.000 dólares (cerca de 150.000 euros). A los diez días de salir al mercado, la lista cero pasa a ser lista una, y el precio del piso sube un 10%, hasta los 220.000 dólares. Al mes, ya hay una lista dos, con otro 10%. Al poco, una lista tres. Y sigue, y sigue.
Esta revolución del ladrillo comenzó hace poco más de un año y en ese periodo el precio de los pisos prácticamente se ha duplicado. Buena parte de la culpa de este boom la tienen dos compañías semidesconocidas de capital español -Grupo Mall y Grupo Olloqui-, con los dos proyectos urbanísticos más destacados de la capital, así como un apellido norteamericano, el del multimillonario Donald Trump.
Hace unos meses, la cadena norteamericana CNN emitió un reportaje sobre Donald Trump. En éste, el excéntrico magnate de los medios de comunicación y de la construcción glosaba las virtudes de Panamá y explicaba por qué había elegido esta ciudad para sus próximos y más ambiciosos proyectos inmobiliarios. El programa se repitió varías veces en la televisión. Cada vez que salía de nuevo a antena, los precios de los pisos subían. O ésa era, al menos, la impresión que les daba a los panameños.
El edificio que va a construir es el Trump Ocean Club International Hotel and Tower, con 65 pisos y 275 metros de altura, presupuestado en 220 millones de dólares. “Será la insignia en Latinoamérica y el Caribe, con un diseño arquitectónico innovador y vanguardista donde confluirán el confort, la diversión y los negocios al más alto nivel”, ha dicho el multimillonario. Al adquirir un piso en esta torre, el comprador pasa a ser, inmediatamente y de forma gratuita, socio del exclusivo Club de Yate & Pier. Estas viviendas de lujo no se entregarán hasta 2009.
A pesar de todo, el proyecto más emblemático de Panamá no es el de Trump sino el Palacio de la Bahía, del grupo español Olloqui. Con 97 pisos y una inversión de 200 millones de dólares, será el mayor rascacielos de Latinoamérica. Los panameños hablan con admiración de este edificio y de la compañía que lo va a construir. Sin embargo, en España muy pocos saben de este grupo.
¿Quién conoce a los Olloqui?
El Grupo Olloqui está presente en 47 países y aquí tiene oficinas en Madrid, Huesca y Zaragoza. Está dirigido por Adolfo Olloqui Arnedo y por tres de sus hijos, Adolfo, Rafael y Ricardo. Estos dos últimos viven en Miami y Adolfo hijo, en Ecuador. El padre se mueve a caballo entre varios países. Hoy en un continente, mañana en otro. “Se puede decir que vive permanentemente en el avión”, dicen en la compañía.
Ellos fueron los que, hace más de 35 años, construyeron el primer hotel y bloque de apartamentos en Formigal. Ahora, en cambio, su principal negocio es el de las telecomunicaciones, actividad que desarrollan básicamente en EEUU. Hacen de carrier de carriers para empresas de telefonía. El apartado inmobiliario lo tenían prácticamente abandonado hasta que, hace un par de años, se les ocurrió levantar el Palacio de la Bahía. La idea fue pergeñada por los Olloqui y por Jesús Díaz, arquitecto muy conocido en Panamá, nacido en aquel país pero de padres gallegos.
“Panamá es un país políticamente estable, conocido por su potencial financiero, y muy turístico, que además no tiene ni terremotos, ni movimientos sísmicos ni nada que se le parezca. Eso explica el boom que se está viviendo. Nosotros empezamos a vender los pisos de Palacio de la Bahía y de repente paramos. ¿Por qué íbamos a vender ahora unas viviendas que dentro de seis meses van a valer un 30% más?”, explica a este diario Rafael Casas, vicepresidente para Europa del Grupo Olloqui. Próximamente, visto el éxito que están cosechando con su flamante torre (lista para 2009), tienen previsto poner otro proyecto inmobiliario en marcha. Esta vez en el Caribe.
La primera piedra del Grupo Mall
El grupo español Mall ha querido imitar a Donald Trump y la CNN. Así, hace una semana se llevó a un nutrido grupo de periodistas e inversores españoles a Panamá. ¿El motivo? La puesta en marcha de su monumental obra, Los Faros de Panamá, y, por supuesto, la captación de clientes. Estos días atrás, Telecinco daba cuenta del proyecto y de las grandes posibilidades de este país centroamericano para los ahorradores patrios. ¿Quién no quiere obtener rentabilidades de dos dígitos en pocos meses?
El pasado viernes, Samuel Lewis Navarro, primer vicepresidente de Panamá, y Julio Noval, presidente de la promotora española, colocaron la primera piedra de Los Faros, y los periodistas españoles se encargaron de tomar las consiguientes fotografías. Se trata de un conjunto de tres rascacielos que albergarán un hotel de cinco estrellas, un centro comercial, 1.716 viviendas y casi 4.000 plazas de garaje. La inversión alcanza los 600 millones de dólares.
Durante el acto, el presidente de la compañía española aludió a las ventajas fiscales para los promotores que invierten en Panamá (eliminación de impuestos para la importación de materiales, menos gravámenes sobre los bienes inmuebles, etc) y señaló que el coste del suelo en aquel país es muy bajo, “con unos precios similares a los de España hace una década”.
No hay que olvidar que Panamá está considerado un paraíso fiscal, donde mucha de la riqueza -al igual que gran parte de los proyectos urbanísticos- está en manos de capital judío, y en el que abundan las sociedades offshore. El sueño del dinero rápido.
Fuente; http://www.elconfidencial.com/noticias/noticia.asp?id=18052
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